ENMALLADO EN LA FRONTERA CON CHILE ABARCA 1,5 KM.-Una comisión de la Cancillería, el Instituto Geográfico Militar y de la Dirección de Fronteras del Ministerio de Defensa prepara una inspección de la zona limítrofe. Diario La Razón - Jorge Quispe - La Paz.(Bolivia)- En la frontera con Bolivia, pobladores de las localidades chilenas de Pisiga Carpa y Colchani enmallaron 1.500 metros de la zona compartida y cerraron el paso del río Isluga a territorio boliviano. Aseguran que lo hicieron con autorización de su gobierno. La Razón estuvo en el lugar y constató la presencia de la extensa cerca, construida con troncos y una malla metálica de poco más de dos metros de altura, que limita el libre tránsito del ganado para acceder a los bofedales de agua de la región. Pedro Pablo Mamani es el dirigente chileno de las poblaciones de Colchani y Pisiga Carpa que encabezó la construcción del enmallado y ayer su hijo, Héctor Mamani, aseguró que lo hicieron con ayuda del Gobierno de su país. “Lo hemos puesto con la ayuda del Gobierno, que nos ha colaborado para que nuestro ganado ya no pase a Bolivia, donde se pierde, se enferma y muere”, declaró a este medio. Según los pobladores de la zona, el alambrado fue instalado el 9 de abril de este año. Primero fueron 300 metros y ahora llegan a 1.500. El subalcalde de Pisiga Bolívar, en el lado boliviano, Eddy Colque, denunció hace 15 días la construcción del enmallado, que corta el paso del agua. “Don Pedro Pablo (Mamani) me dijo que le pidieron permiso a su Cancillería y que así lo hicieron para que no pase el ganado”, señaló ayer.No obstante, otros creen que las acciones del enmallado y el corte del río son parte de una represalia de los chilenos ante el anuncio de reivindicación marítima planteado por el presidente Evo Morales el 23 de marzo. “Es por el anuncio de reivindicación marítima. Esto por represalia lo están haciendo. No es otra cosa”, afirmó, por ejemplo, Luis Colque, un pisigueño de 73 años que fue corregidor y subalcalde de esa región. Sostuvo además que el argumento de que el ganado camélido chileno se pierde, se enferma o se muere es sólo una exageración. Otra boliviana de esa zona altiplánica, que no quiso dar su nombre, contó que en una ocasión los chilenos intentaron quemar vivas a unas 20 llamas de Bolivia. Colque fue más prudente. “Es porque su ganado se pasaba al lado boliviano, por eso dice que lo han puesto. No obstante, ya desde hace 40 años, en los tiempos del (presidente Augusto) Pinochet, ya trataron de cortarnos el agua, porque entraba un gran caudal a nuestro lado, pero ahora ya no es así”. Al instalar el enmallado, los chilenos tienen mayor libertad para redistribuir el agua a sus bofedales. El agua proviene del río Isluga, que nace en las faldas del volcán del mismo nombre en Chile, pero ingresa a Bolivia y hasta llegaba al salar de Coipasa; sin embargo, ahora sólo un chorro de agua entra al lado nacional, según pudo constatar La Razón ayer. El secretario general de la Subalcaldía de Pisiga Bolívar, Efraín Calani, es más radical y cree que los bolivianos deberían también enmallar la zona compartida por la que las llamas chilenas pasan al lado nacional. “Deberíamos hacer lo mismo. Ahorita esas llamas que están a nuestro lado son chilenas y nadie les dice nada, pero nosotros no tenemos ayuda para hacer eso”, dijo y luego se preguntó: “¿Cuánto costaría, pues, enmallar?”. El enmallado de 1.500 metros se encuentra entre el hito 31 y 32. “Lo haremos hasta donde nos sea posible”, adelantó Héctor Mamani. Hay un statu quo en las discusiones de la agenda de 13 puntos entre Bolivia y Chile. Dos problemas similares —los desvíos del Silala y Lauca por parte de Chile— están pendientes. En el lado de Oruro: Pisiga Bolívar es un distrito y antiguo cantón del municipio de Sabaya, en el departamento de Oruro. Allí viven 718 personas, según el último censo. Está a unas cuatro horas de la ciudad de Oruro, a 240 kilómetros aproximadamente. Una comisión especial visitará la zona de la denuncia: Una comisión interinstitucional que es organizada por la Cancillería se trasladará hasta la población de Pisiga, fronteriza con Chile, para realizar una inspección ocular de la zona y verificar las denuncias sobre un irregular enmallado construido por chilenos. El anuncio lo hizo la ministra de Defensa, Cecilia Chacón. "El Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de su Dirección de Límites y Fronteras, está coordinando una inspección in situ, una vez que recibió la denuncia del enmallado", informó la autoridad.Dijo que su despacho participará en la inspección a través de la Segunda División de Ejército. Según fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores, el equipo que viajará en los próximos días al lugar estará conformado por técnicos de ese despacho, del Instituto Geográfico Militar y de la Dirección de Fronteras del Ministerio de Defensa.Mientras esperan a la comitiva, los vecinos de Pisiga Bolívar hacen todo lo posible para evitar la carencia de agua. Marco Antonio Vía Tobar sube a las faldas del cerro Carabay, a 30 minutos de Pisiga Bolívar, cada cuatro días con seis turriles de agua para sus 160 llamas. El resto de la semana las pastaba en territorio chileno, ahora tendrá que comprar más agua. "Con el agua que tenemos del pozo, lleno seis turriles y pago unos Bs 40 por mes, pero ahora voy a tener que pagar más, ante el enmallado que han puesto los chilenos”, sostuvo preocupado Vía Tobar, que ayer llevaba en un camión el líquido para su ganado. Como él, otros llevaban cerca del cerro a sus animales y después los arreaban al lado chileno, como hacen también sus vecinos. Vecinos de un nuevo conflicto:
Héctor Mamani- Dirigente chileno: “El enmallado lo hemos puesto con ayuda del Gobierno (chileno), que nos ha colaborado (...). Lo vamos a hacer hasta donde sea posible, no es por otra cosa que nuestras llamas”.
Luis Colque- Ex alcalde y ex corregidor de Pisiga Bolívar: “Es una represalia de Chile ante el anuncio de la reivindicación marítima del Presidente. Además, Pedro Pablo (chileno) ya estaba hablando siempre de hacer esto desde el 2010”.
Hilarión Choque- Vecino de Pisiga Bolívar: “Qué van a hacer ahora nuestros pastores. Las llamas iban y venían, no había problemas, pero ahora vamos a tener que ir hasta arriba. Esto nos perjudica, ojalá que nos ayuden”.
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