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| Incautada. Más de 70 mil toneladas de escoria están almacenados en instalaciones de Enapu. Nadie puede retirar el material por orden del Poder Judicial. La República. |
El consorcio Virgencita de Copacabana quiso hacer el negocio de su vida estafando a sus socios. Este consorcio se constituyó en diciembre de 2012 para comprar la escoria de las operaciones que genera Southern Perú Cooper Corporation en la provincia de Ilo - Moquegua. Siete, entre personas naturales y jurídicas, aportaron más de un millón 700 mil para comprar este subproducto, quienes luego de dos años no han recibido un sol de utilidad de sus aportes, estos se esfumaron, por lo que acusan de estafa a los representantes del Consorcio. La historia de esta estafa inicia el 14 de diciembre de 2012, cuando el consorcio firma un millonario contrato por dos años con Southern para comprarle 5 millones de toneladas de escoria, un subproducto que sometido a otra tecnología, genera mineral: cobre y oro. El material se valorizó en 21 millones de dólares. El consorcio se formó días antes de la firma del contrato con mil soles de capital. Lo integraban las empresas Cotriton S.A.C. representada por Kimberly Yui Salas y Taller Mecánico y Transportes Ilo S.R.L. de Humberto Villanueva Mejía. Villanueva es nombrado gerente, y firma el contrato con la minera. Pese al compromiso que asumía con Southern, el consorcio no tenía dinero. Eso lo ratifica su contador externo Willy Huaylla Luna, en una declaración que hizo en junio pasado. "Solo abrieron cuentas, pero nunca hubo depósitos de dinero. En activos solo tenían la escoria. Lo que más tenían eran deudas", relató a la Fiscalía de Ilo. Detrás de Yui Salas estaban Milton Quille, Rafael Pachacama y Octavio Almirón, quienes serían los verdaderos representantes de Cotriton y quienes idearon este sistema para captar dinero de empresarios y empezar a pagarle a Southern, según las declaraciones de Luis Tturo, uno de los afectados. Tturo manifiesta que el empresario Juan Mario Quispe entrega 70 mil dólares a cambio del 13% de las acciones. La Compañía Minera Buena Esperanza hace lo mismo con 52 mil dólares a cambio del 10% de acciones. "Ellos ya no tienen derecho sobre la escoria porque con nuestro dinero sacaron el material", dijo. Luego, Villanueva por diferencias con sus consorciantes abandona la sociedad sin tener conocimiento de los aportes. En su declaración del 21 de enero de 2015 a la Fiscalía, Villanueva explica que Quille y Pachacama querían sacar el material de la Fundición de Ilo sin que llegue la carta de crédito del comprador que garantiza la exportación de restos del mineral. La escoria se procesa en el extranjero a partir de procesos químicos y tecnología especializada para separar los minerales preciosos de la roca. "Esa carta debía ser de la empresa Socoroma de Chile, pero nunca llegó. Ellos querían que primero se saque la escoria y esperar que llegue la carta. Yo nunca estuve de acuerdo, eso originó que me retire cediéndoles mis acciones". Posteriormente Minera Buena Esperanza vuelve a entregar un nuevo monto hasta llegar a una cifra total de 140 mil dólares. Solos, y con el 100% de las acciones, Cotriton se asocia con la empresa prestadora de servicios Mafer y se empieza a captar más aportantes. Octavio Almirón pasa a ser el gerente del consorcio. En marzo de 2013 la Minera Zeus invierte US$ 92 mil y en abril vuelve a dar US$ 27 mil, meses después otorga más dinero y su aporte llega hasta casi los US$ 200 mil, todo ello con la promesa del 10% de acciones del consorcio al momento de exportar escoria. El gerente de Zeus, Luis Tturo, señala que el consorcio los estafó, pues les ofrecieron acciones, pero nunca los incluyeron y tampoco les pagaron su inversión. Al respecto, el gerente del consorcio, Octavio Almirón, refiere en una escueta declaración, que Tturo duplicó los voucher de pago e infló su aportación para sorprender a la Fiscalía. El empresario César Calderón y el prestamista Gabriel Palacios también fueron sorprendidos por este consorcio. Ambos entregaron 108 mil y 70 mil dólaresrespectivamente en marzo de 2013. En junio el abogado Enrique Calmet Choque también otorga 180 mil dólares a la alta dirigencia del consorcio.
Venta.- Con el material almacenado en Enapu y Sersenco, el consorcio empieza a retirar por toneladas la escoria y a venderla al menudeo en el mercado nacional, lo que está prohibido por ley. De los almacenes de Enapu salen entre marzo a setiembre del 2013, 57 mil kilos valorizados en 570 mil soles. De Sersenco se retiran desde marzo del 2013 a noviembre del 2014 otros 78 mil kilos con un costo de 780 mil soles. Al ver como la única forma de pago se les escapaba de las manos, Luis Tturo interpone un pedido de inmovilización del material ante el Poder Judicial, y el 28 de noviembre logra que la escoria se quede en los almacenes y el 30 de diciembre obtiene la incautación en Sersenco. En enero de 2015 se hace lo mismo en Enapu. Tturo el 23 de abril de 2015 procede a formalizar la denuncia por estafa y la pelea por la escoria se inicia. Por un lado están los empresarios representantes del consorcio Virgencita de Copacabana que buscan a como de lugar levantar la incautación y vender las más de 70 toneladas del material almacenado en Sersenco y Enapu. Por el otro lado, están los aportantes de dinero y proveedores que ven en estos desechos su única forma de pago a las deudas que el consorcio contrajo con ellos al pedirles millonarias sumas de dinero

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