jueves, 30 de junio de 2011

Gastar más pero con rendición de cuentas

Gastar más pero con rendición de cuentas.-Diario Gestion.-25 May 2011-16:37 hrs.-Tanto Keiko Fujimori como Ollanta Humala han planteado incrementar el gasto fiscal en los sectores sociales a través de diversos programas de nutrición, salud y educación. Si bien se gasta poco en estos sectores, esta no es la causa fundamental de la baja calidad de los servicios. Es casi seguro que si se aumenta el gasto sin antes mejorar la gestión y vigilancia de estos programas no se lograrán mejores resultados. Es cierto que ha habido avances en la reducción de la pobreza, que bajó en 17.4 puntos porcentuales en los últimos cinco años, al pasar de 48.7% en el 2005 a 31.3% en el 2010, de acuerdo a las recientes cifras presentadas por el INEI. Sin embargo, en ese mismo periodo, la desigualdad en la distribución del ingreso registró una ligera reducción al pasar de 0.51 a 0.46, según el coeficiente de Gini (en donde 0 significa una perfecta igualdad y 1 una perfecta desigualdad). Además, la caída de la desigualdad es explicada básicamente por los resultados de Lima Metropolitana, en donde dicho coeficiente bajó de 0.50 a 0.42, mientras que en el resto de la población urbana solo cayó de 0.43 a 0.40 y en la zona rural no hubo mejora y se mantuvo en 0.41. Esto comprueba que el dinamismo de la economía solo ha beneficiado a algunos. En ese sentido, a menos que la calidad de los servicios de educación y salud no mejoren y los programas sociales sean más eficientes, nuestro país no podrá consolidar su crecimiento y ser más competitivo. Para la campaña electoral del 2006, el Banco Mundial presentó un estudio ("Un nuevo contrato social para el Perú") que sirviera de hoja de ruta a los candidatos para mejorar estos aspectos. El estudio señalaba que la mala calidad de los servicios que brinda el Estado se debe a que se ha caído en una trampa o en un «equilibrio de bajo nivel» en el que los resultados son malos, pero ninguno de los actores del sistema cuenta con incentivo alguno para cambiar su comportamiento, de modo tal que aquellos no mejoran. Es decir, los proveedores directos de los servicios (profesores, enfermeras, médicos), sus supervisores locales (autoridades regionales o municipales) y los administradores de alto rango (los respectivos ministerios) se encuentran maniatados con prácticas que a menudo violan las reglas formales, y, lo que es peor, de bajas expectativas de unos con respecto al desempeño de los demás. Para corregir esto, el estudio plantea extender el sistema de la rendición de cuentas a los servicios públicos, incorporando explícitamente el rol de los ciudadanos/usuarios y el rol del Estado como regulador. Esta rendición de cuentas debe basarse en estándares de calidad y metas que pudieran ser medidos. Sin ellos no se podría juzgar si la calidad de los servicios es aceptable, o si está mejorando. Por ejemplo, en el tema de educación, se deberían subrayar los logros en la lectura en los primeros grados. Los alumnos de todos los centros educativos deberían ser evaluados cada año, y los padres tendrían que recibir los datos en forma fácilmente comprensible de este avance. En el caso de la salud, el estudio sugiere especificar claramente quiénes tienen derecho a estos servicios, en qué condiciones y qué proveedores los ofrecen con resultados aceptables. En los programas de nutrición, las madres deberían poder monitorear el progreso de sus hijos. Además, los criterios de elegibilidad para participar en estos programas deberían ser transparentes.Esperamos que el nuevo presidente que esté al mando de los destinos del país, a partir del 28 de julio, se anime a tomar en cuenta alguna de estas sugerencias del Banco Mundial.

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