Uno no tiene que ser abogado para darse cuenta que, una votación de 4 a 3 a favor de la nulidad en el caso seguido contra Jorge Mendoza Perez es lejana a una justicia predecible. Ni tampoco un gran erudito para darse cuenta o por lo menos presumir los intereses políticos y económicos que primaron para inclinar la “justicia” a su favor, haciendo de un alcalde prepotente que abiertamente favoreció a una empresa por encima del ordenamiento urbano de su ciudad y que al día de hoy es acusado también por desvío de fondos por cientos de miles de soles un “perseguido político” con regreso por la puerta grande a la Municipalidad Provincial de Ilo, impune y sonriente. Y es que en realidad no resulta increíble, o ¿acaso alguien se ha visto sorprendido?.
De harina de otro costal pero igual de hedionda es la desaparición y manipuleo de las pruebas en el caso Business Track. Es así como funcionan las cosas en el Sistema Judicial, que finalmente, nos guste o no, son reflejo de nuestra sociedad, de nuestro país.
No me causa sorpresa tampoco que a los ciudadanos de Ilo les importe poco, acostumbrados a la “criollada peruana” por Tv. ( se me viene a la cabeza el caso Crousillat) ven lo ocurrido como un caso más -lo usual nomás, qué, ¿ acaso creías que sería de otra manera?- dirían y otros, acostumbrados al clientelismo, se apresuran a salir en los medios para darle la bienvenida al nuevo jefecito, Hay también de los que están convencidos que el es bueno, con la popular letanía del “roba pero hace obra ”.
Jorge Mendoza no solo vuelve sino que amenaza con candidatear de nuevo.
Jorge Mendoza no es el problema, el es sólo reflejo y consecuencia.
Pero hay también de los otros, a quienes les importa su ciudad, quienes todavía nos indignamos, quienes se pueden reconocer con todos y pensar más allá de uno. Por eso no hay desilusión en mis palabras, sólo una evaluación de nuestra realidad. Una re- flexión.
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